Mi amiga Bárbara está, como su nombre, realmente bárbara. Yo voy a hacer deporte con ella y, la verdad, es que ha debido provocar algún esguince cervical corriendo por el Retiro. En fin, que se cuida, come sano y hace deporte. Pero, de un tiempo
a esta parte, algunas cosas que come le sientan mal.
Tras visitar a varios médicos le han ido ajustando su alimentación, con diversas dietas, y con alimentos que no debe comer en exceso o que, directamente, tiene prohibidos. Es una especie de intolerancia severa sin llegar a ser celiaca ni alérgica a los lácteos, pero que complica mucho su alimentación diaria. Además, con el trabajo y demás, lo tiene verdaderamente difícil para organizarse y, en algunos casos, acaba metiendo la pata y comiendo más de una cosa que no debe.
Pues bien, hace tiempo le comenté la posibilidad de pedir dietas personalizadas.
Dietas personalizadas, ¿y eso qué es??
Le dije que su solución era encargar los menús semanales a Dietapack. Así, en función de sus necesidades, le llegaría lo que tenía que come
r sin equivocarse y sin obsesionarse. Por sus características que antes he mencionado, definió un pack determinado, ya que su objetivo no era tanto perder peso (bueno, un poco decía que sí), si no sentirse bien y no comer demasiado mal.
Dietapack elabora los platos bajo las más estrictas normas de higiene y salud con un experimentado equipo de cocineros que prepara los platos siguiendo las tradiciones culinarias más exquisitas. Posteriormente, los alimentos se envasan al vacío lo que permite prolongar la vida de los platos hasta 12 días sin que ello altere su frescura, sabor y va
lor nutricional.
Este proceso es el que permite a Dietapack hacer una entrega única para toda la semana. Por ello, Bárbara recibe su pack semanal, a veces a domicilio, otras las va a recoger al punto concertado.
