El pincho más clásico: La tortilla de patata

La tortilla de patatas, o tortilla española es, con permiso de la paella, nuestro plato más internacional. Una tortilla, en su punto, fría o caliente, acompañada de una cervecita, en una terraza al sol es, sin lugar a dudas, uno de los mayores placeres que se me pueden ocurrir.

Y es que, a pesar de que la quieran imitar en el extranjero provocando nuestra ira, la tortilla de patatas, sólo tiene una receta. Sólo una, con una pequeña variación opcional y que crea dos bandos irreconciliables; dos facciones capaces de luchar a brazo partido por defender su posición: «Concebollistas» vs. «Sincebollistas».

Pero, salvo este detalle, la receta contiene únicamente lo siguiente: Patatas, huevo, sal gorda y aceite. Y ya, salvo el detalle antes comentado que, en mi caso es “con” ya que soy un ferviente defensor del Concebollismo.

Pero la tortilla de patatas no ha gozado de un camino fácil. En primer lugar, antes del siglo XVI, todavía no había llegado a Europa.  Fue tras la expansión de este tubérculo a lo largo de este siglo y los siguientes (en España, por ejemplo, lo que primero se plantó fue la batata, siendo la patata considerada insípida y dura), cuando llegan por fin las primeras referencias a la tortilla de patatas.

Pero la mayoría son habladurías y mitos. Lo más claro que se tiene es un manuscrito anónimo presentado a las Cortes de Pamplona en 1817, en el que se leen las siguientes líneas: “dichosos los que tienen pan, dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis, porque nuestras mujeres la saben hacer grande y gorda con pocos huevos, mezclando patatas, atapurres de pan, u otra cosa”.

Aquí sí por fin leemos la palabra tortilla y además relacionada con su origen más probable, la cocina humilde y de subsistencia. Puesto que hasta mediados del siglo XIX no se aceptó la patata como alimento digno de todas las mesas, es lógico que se empezara a elaborar en hogares de campesinos, ya que eran éstos los que por fuerza la comían.

Al ser las patatas más baratas que los preciados huevos, servían de relleno para alargar una tortilla normal, igual que se hacía hasta entonces con diversas hortalizas o con migas de pan.

Pero esto no quiere decir que ésta no se cocinara antes en otro lugar, aunque se le debe otorgar la primicia. Eso sí, la tortilla de patatas tardó bastante en ser recogida en alguno de los múltiples recetarios que se editaron a lo largo del siglo XIX en España, ya que la patata era considerada, hasta mediados del siglo XIX, un alimento de baja categoría.

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